Cuando regresó a casa, su mente estaba en paz y ya no tenía preocupaciones sobre Ji Haolin. Fue directamente al dormitorio, se desvistió y se metió en la cama. Enterró su cabeza en el cuello de Chi Lian y tomó una profunda respiración.
Ella olía a ese nuevo champú de vainilla que usaba para lavarse el cabello. Era tan tentador, olía a ella y también a hogar. Sonrió y la abrazó fuertemente por la espalda.
—Te amo —murmuró.
—Hmm —murmuró ella en su sueño, se volteó para enfrentarlo y continuó durmiendo.
Muyang la besó en la frente, cerró los ojos y se durmió.
A la mañana siguiente, Chi Lian se levantó temprano para hacer ejercicio, luego preparó el desayuno de Muyang y se duchó. Él despertó justo cuando ella estaba saliendo del baño. Miró la hora y notó que eran casi las siete.
—Oh, es tarde —dijo.