La mañana llegó y el tan esperado día de la liberación nacional estaba sobre ellos. Todos los que habían sido invitados a las celebraciones en el palacio iban hermosamente vestidos. Asistieron al banquete oficial en sus bellos hanfus tradicionales y túnicas. Algunos llevaban versiones más modernas de los atuendos, y algunos jóvenes tercos llevaban trajes. No era solo en el palacio, sino en todo el imperio.
Era un día festivo público, uno que marcaba el comienzo del muy necesario y esperado descanso de la escuela. Para muchos niños, el momento en que se ponían esta vestimenta tradicional, la diversión de las vacaciones apenas comenzaba. Así que dondequiera que uno mirara, podía ver a adolescentes, chicas y chicos, caminando por los centros comerciales con su vestimenta tradicional, charlando y riendo sobre sus planes vacacionales.