Mi corazón generoso

—No tenía que pegarte tan fuerte —Papá Chi miró a su hija Chi Lian mientras su esposa se alejaba y regresaba al lado de Manchu para alimentarla con algunas frutas que el chef y algunas sirvientas acababan de traer.

—Madre se ha vuelto parcial, tan parcial —respondió Chi Lian mientras se frotaba la parte de la espalda que le picaba debido a la bofetada de su madre—. Padre, después de que nazca el bebé de Chi Wei, estoy segura de que madre te sacará del dormitorio para que pueda dormir con el bebé por la noche.

—Hizo lo mismo cuando recién llegó Mei-Mei —susurró Papá Chi y le contó a Chi Lian el secreto de su esposa que no era tan secreto para Chi Lian—. Ella salía de la habitación por la noche y traía a Mei-Mei a nuestro dormitorio. Luego, fingía por la mañana que la había recogido a las cinco o seis porque estaba llorando.

Ambos estaban espiando a Mamá Chi por si acaso los escuchaba chismear sobre ella.

—¡Ho! —Chi Lian fingió sorprenderse— No lo dirías.