Yan Daya se echó el cabello hacia atrás y sonrió desde abajo como para expresar su timidez. —Lo siento, no tenía idea de que la señorita Chi fuese del tipo celoso. También he escuchado que tiene un apetito muy grande, desearía poder comer de la manera en que ella lo hace. Mi padre dice que he perdido peso últimamente, probablemente sea porque he estado trabajando demasiado duro —dijo sutilmente mientras degradaba el carácter de Chi Lian y se pavoneaba.
—¡Ja! —Ringo dijo en voz alta y rápidamente ocultó su reacción tosiendo dos veces y golpeándose el pecho furiosamente—. Lo siento. Algo se me atoró en la garganta —afirmó. Pero por dentro, pensó para sí mismo, '¿Ella cree que somos tan estúpidos para creer estas tonterías que nos está vendiendo? Cualquiera con ojos puede ver lo que está haciendo —Señorita Yan, ¿hay algo que tenga que decirnos o podemos irnos ya?