Bésalos y que se vayan (2)

Amy extendió cuidadosamente su brazo, señalando el lugar que Alex había agarrado mientras estaban en el coche.

Respondiendo a su gesto, Henry tomó suavemente su brazo y lo acercó a su rostro. Con extremo cuidado, depositó besos suaves en la piel amoratada, plantándolos repetidamente para provocar una risita alegre y suave de Amy.

—¿Qué tiene de gracioso? —preguntó él con curiosidad.

—Eso hace cosquillas —Amy se rió otra vez después de que Henry repitiera los besos en su brazo.

—¿Siguiente? —preguntó Henry.

Amy se recostó, apoyándose con una mano en la cama detrás de ella, mientras levantaba una de sus piernas y dirigía la atención de Henry hacia su pie. Señalando su pie, mostró el que se había torcido antes cuando llevaba sus tacones de aguja.