Bésalos y que se vayan (4)

Tardaron un rato en volver en sí y cuando Henry pudo calmarse y recuperar su ritmo cardíaco normal se sentó entre sus piernas, con su miembro aún dentro de ella. Amy todavía estaba aturdida por lo intenso que fue su clímax.

El intento de Henry de reposicionar sus piernas resultó en risas, ya que ella había perdido completamente toda la fuerza en ellas, haciendo que cayeran de nuevo sobre la cama.

—Necesitas retomar tu entrenamiento ya que definitivamente no estás en forma —bromeó Henry mientras le masajeaba las piernas intentando ayudarla a recuperar su fuerza.

—Estoy bien —Amy se rió mientras intentaba levantarse, pero Henry la detuvo.

—¿A dónde crees que vas? —Henry preguntó, mostrando una sonrisa diabólica.

—Oh no... —murmuró Amy para sí misma sabiendo lo que sucedería a continuación y Henry lo escuchó.

—¡Oh sí! —Henry sonrió antes de levantar sus piernas y colocarlas sobre su hombro antes de empujar hacia adelante en su núcleo una vez más.