Para el futuro del bebé

Amy se dirigió a su antigua habitación, convenientemente ubicada frente al dormitorio principal. Una vez dentro, cerró la puerta con llave y se derrumbó sobre la cama, abrazando su almohada favorita con fuerza.

Abrumada por un torrente de emociones, Amy se encontró inexplicablemente al borde de las lágrimas, y les permitió fluir libremente. Exhausta y sintiéndose mal, experimentó una molestia en su espalda baja y abdomen que empezaban a doler, intensificando su anhelo por el bebé que tanto deseaba.

A pesar de sus esperanzadas expectativas, la decepción de Amy fue profunda al enterarse del intento fallido de concebir. El momento parecía particularmente cruel, ya que ella y Henry se habían preparado con entusiasmo para empezar una familia. Amy especulaba que el estrés que soportó debido al reciente incidente de secuestro y los desafíos de lanzar nuevas sucursales podrían haber jugado un papel en su contratiempo.