El día de la reunión había llegado y Amy estaba nerviosa, caminaba de un lado a otro en la sala de juntas mientras esperaban a que Ash y su equipo llegaran. Con ella está Mitch, su guardaespaldas y secretaria, para tomar nota de los minutos de la reunión. En la sala también están Henry y Anton junto con sus respectivas secretarias.
—Amy, ¿podrías calmarte y sentarte? Me mareo de verte caminar de un lado a otro —dijo Henry.
—Entonces no me mires. Mira a otro lado —dijo Amy mientras seguía paseando por la sala haciendo reír a Anton.
—¿De qué te preocupas tanto, Amy? Recuerdo aquella vez cuando convencías a los jueces para que invirtieran en tu empresa, aplastaste la presentación de todos con la tuya. Así que tranquilízate, estarás bien más tarde —Anton la tranquilizó.
—No, Anton, no lo entiendes. Ash es un buen hombre de negocios y es astuto, así que un error de mi parte y él definitivamente encontrará una brecha —explicó Amy.