—¿Estás loco? —dijo Vanessa, completamente atónita por la propuesta de Francisco—. No sabe si él solo la está probando o si fue Dimitri quien le ordenó que la pusiera a prueba o si es verdad. Pero, sea verdadero o no, no caerá en su trampa.
—¿A dónde crees que vas, Mamá? Todavía no he terminado mi argumento. ¡Siéntate! —exclamó Francisco, con un tono áspero y exigente, cuando Vanessa intentó levantarse. Francisco rápidamente se apoderó de su muñeca y la atrajo con fuerza de vuelta a su asiento.
—Solo di lo que tengas que decir, para acabar con esto —afirmó Vanessa, decidida a no revelar su temor, a pesar de sentirse intimidada—. Logró ocultar su miedo a Francisco y mostró una fachada de confianza y valentía.
—No me digas que estás ocupada… ocupada sin hacer nada jaja. Ahh… Claro, qué tonto de mi parte, debes estar ansiosa por la llegada de mi Papá para que puedas abrir de nuevo las piernas y que te jodan, ¿no es cierto? —se burló Francisco, irritando enormemente a Vanessa.