Su Jiyai se reclinó en su silla, pensando detenidamente.
No esperaba una situación tan grave de una base tan conocida como la Base Rover.
Era una de las bases más grandes de la nación, y que estuvieran luchando tanto, la situación debía ser peor de lo que pensaba.
Ge Chunli miró al altavoz, sus ojos llenos de determinación.
—No sé quién eres exactamente, Jefe Su —admitió—. Pero he oído hablar de la Base de la Esperanza, y cómo es uno de los pocos lugares que todavía es estable. Tienes recursos, y tienes fuerza. Por eso vine a pedir tu ayuda.
Su Jiyai no respondió inmediatamente.
Podía ver la desesperación en la cara de Ge Chunli, y entendía lo difícil que debía haber sido para él venir aquí y pedir asistencia.
—Ge Chunli —dijo ella después de un momento de silencio—, estás pidiendo mucho. Entiendo la gravedad de tu situación, pero ayudar a la Base Rover requerirá un esfuerzo significativo de mi parte.