El suelo bajo sus pies era un césped suave y brillante, y árboles altísimos con hojas plateadas los rodeaban.
El aire estaba lleno de un dulce aroma floral, y sonidos lejanos de criaturas resonaban a través del bosque.
—Lo logramos... —murmuró Jake, mirando alrededor asombrado—. ¿Dónde... dónde estamos?
Justo cuando Jake terminaba de hablar, escucharon pasos suaves provenientes de los árboles.
Volteando sus cabezas, vieron a un grupo de personas caminando hacia ellos.
Estas personas llevaban túnicas extrañas que brillaban en la luz.
Las túnicas eran largas y elegantes, fluyendo con cada paso.
Eran una mezcla de verde oscuro y oro, y símbolos que parecían runas brillantes estaban cosidos en la tela.
Las personas se veían calmadas, sus rostros serios y sus ojos agudos, como si siempre estuvieran al pendiente del peligro.
Eran cuatro de ellos, dos hombres y dos mujeres.