—Te necesito... Te necesito... —tras su grito angustioso, Xiao Yuhui se aferró con fuerza a Su Han, como si temiera que él la abandonara en cualquier momento.
El tenue aroma de su cuerpo se filtró en la nariz de Su Han, y mientras ella respiraba, bocanadas de fragancia pasaban junto a su oreja.
Cualquier otro hombre en tal situación lo habría encontrado insoportable, pero Su Han no tenía tales pensamientos en ese momento.
¡Todo lo que sabía era que si no salvaba a Xiao Yuhui ahora, ella moriría con seguridad!
Además, la colisión entre su Cuerpo Puro Yin y la Ley de Destrucción aniquilaría su Alma Divina, ¡dejando sin posibilidad alguna de reencarnación!
—¿Qué debo hacer? —Su Han apretó con fuerza a Xiao Yuhui, previniendo que ella se agitara.