Capítulo 361: ¡No tengo ningún arrepentimiento!

En la base de la Montaña Divina de Siete Dominios, a unos 30.000 li de distancia, crecían numerosos árboles altísimos, cada uno con cientos de metros de altura.

A primera vista, la inmensa cantidad de estos árboles era abrumadoramente vasta, formando lo que parecía ser un vasto bosque sin fin visible.

Y en el centro de este bosque, existía un gran número de pabellones.

Estos pabellones estaban delicadamente tallados y adornados con jade, con rocas esparcidas y el sonido constante de arroyos murmurantes cayendo, en el centro de los cuales había una enorme cascada. En la cascada, había cientos de figuras, resistiendo la cascada, aparentemente soportando una inmensa presión.

Estas figuras eran todos niños, ninguno mayor de diez años.