—¡Mujer! No eres un ser humano sino una criatura mística, ¡eres una Princesa Fénix, y pronto, evolucionarás, deberías pensar en cómo disculparte conmigo y planear nuestro compromiso! —gruñó él fríamente mirándola.
Su voz era relajada pero tenía este aura terrible que invocaba a las personas.
—Jejeje... Déjame decirte, estoy comprometida y él es el único hombre que existirá en mi corazón. Si no puedo tenerlo... ¡volveré a las cenizas! ¡No tengo miedo! —murmuró ella fríamente burlándose de él.
¡Nadie iba a hacer que cambiara de opinión! Nadie la obligaría a hacer algo que no quisiera hacer.
Él rápidamente extendió su mano y agarró fuertemente su cuello y en cualquier minuto, podría fácilmente romperle el cuello y ella moriría instantáneamente.
—Jeje... No tengo miedo de convertirme en cenizas, puedo renacer... Nunca me someteré a nadie. Absolutamente a nadie. —Esto era algo que no iba a hacer ¡nunca! Nunca había sido una persona sumisa.