—¡Siempre estaré a tu lado! Siempre puedo trabajar desde casa y no necesito ir constantemente a la oficina o a la mansión. ¡No hay nada allí de lo que deba preocuparme! —Él le sonrió cálidamente mientras sostenían las manos del otro. Ella era su todo y en la mansión, nada era más importante que ella.
—Gracias... —Ella se sintió agradecida de que él eligiera quedarse a su lado.
—¡Diosa, tienes algunos invitados! —Conversaban cuando una monja se acercó para notificarle.
—¡No recibiré a nadie a partir de ahora! —Ella la despidió cortésmente, y la monja solo pudo asentir con la cabeza y regresar a despedir a los invitados.
Después de que la monja se fue, Su Wei Wei creó un encantamiento y una barrera mágica alrededor de su patio, impidiendo que alguien entrara y también para protección. El lugar era espacioso, con un campo, vegetación y hermosos paisajes.
—¿Y yo? —Huo Shen preguntó con curiosidad mirando a la monja alejarse.