OTRO ALERO

—Luo Yan se sentía increíblemente realizado —. Su teléfono ahora tenía cientos de fotos de pandas en diferentes posiciones adorables. Parecía que no importaba lo que hicieran los pandas, siempre se verían lindos. Podían revolcarse en el lodo, tener hojas de bambú pegadas en la boca, acostarse en el suelo sin hacer nada, y aun así se verían lindos. Heck, probablemente también se verían lindos mientras defecaban.

Aún quedaban 20 minutos antes de que el tiempo reservado por su padre para la base terminara. Luo Yan realmente quería tomarse una foto con un panda. Pero no se permitía. Y tampoco quería ser ese niño mimado e irrazonable que insistiría en lo que quiere aunque claramente no esté permitido.

Pero eso está bien. Todavía podía tomar fotos con los pandas de fondo.

Viendo un panda a la distancia, se giró hacia su hermano mayor que estaba más cerca de él.

—Hermano, ¿puedes sacarme una foto? —dijo Luo Yan.

Luo Ren sonrió suavemente.

—Claro —respondió Luo Ren.