Shirayuki dejó la taza de té que sostenía. Un destello de dolor cruzó sus gentiles ojos azules. Los cerró y tomó una profunda respiración como si intentara despejar sus emociones. De esa manera, podría relatar tranquilamente los eventos de lo que aconteció hace cien años. Cuando abrió los ojos, aquellas claras profundidades azules finalmente habían regresado a su normal y gentil mirada.
—¿Puedo preguntar primero lo que sabes sobre aquel… incidente? —dijo ella.
Luo Yan no necesitaba que le especificaran a qué se refería con 'incidente', porque sabía que solo podía ser lo que pasó hace cien años. No dudó en contarle los detalles de las cosas que sabían.