¡Déjame enseñarte!

Alan sacudió la cabeza sin poder hacer nada:

—¿Ya estás intentando encontrar una manera de ser más eficiente, no es así?

Kevin se rascó la cabeza y le dijo sinceramente:

—De hecho, sí, estaría genial si pudiera aumentar mi velocidad para preparar pociones, y también tengo mucha curiosidad ya que esto es completamente nuevo para mí.

Alan se sentó y le hizo señas para que se sentara con él, y le dijo:

—¡Vale, déjame enseñarte entonces! De verdad que eres único, normalmente los estudiantes nuevos no tienen tantas ganas de aprender como tú. Están más interesados en hacer amigos nuevos y divertirse que en aprender.

Alan sacó su caldero y una pequeña botella de agua de su bolsa mágica, y le preguntó a Kevin:

—¿Tienes contigo los ingredientes para preparar la poción curativa?