Somos los afortunados

No tardaron mucho en venir, y mientras ambos recuperaban el aliento, Colin le dijo, acariciando su cara y besándolo tiernamente en los labios:

—Fue increíble.

Mykael le devolvió el beso y dijo:

—Una vez más, Colin, um, estoy seguro de que tenemos tiempo.

Colin se rió y le dijo:

—Vale, pero bajo la ducha entonces, así si Liam se pone en contacto contigo ya estaré listo para irme.

Mykael gruñó frustrado y dijo:

—En cuanto termine este duelo, te juro que te haré el amor toda la noche.

Colin sonrió y le dijo:

—Está bien, prometo dejarte hacer lo que quieras.

Mykael sonrió con malicia y le dijo mientras se levantaba y lo ayudaba a ponerse de pie:

—Te vas a arrepentir de haber dicho eso, mi amor.

Colin colocó sus brazos alrededor de su cuello y dijo mientras se acomodaba en sus brazos:

—Eso espero.