—Aquí nadie puede escucharnos, pueden hablar libremente, pero primero déjenme contactar a Caleb —dijo Mykael.
—No importa lo que conozcas sobre el Acrium, Kelan es el hijo mayor de Dilan, por lo que tiene acceso a un archivo muy completo de tu mundo que se remonta a la creación de la frontera entre tus dos razas, así que trabajemos juntos —explicó Mykael a Connor.
—¿Por qué debería confiar en ti, este mineral nunca debe caer en manos de los Dioses. Ni estas diosas, ni tú, ni ningún otro Dios —preguntó Connor después de ponerse frente a Mykael como si quisiera protegerlo.
—¿Y si este Dios fuera el más poderoso de los Espíritus Guerreros que existió y que se le había apodado El Asesino de Dioses, estaría bien? —dijo Caleb, que acababa de llegar en ese momento con Kelan.
—Connor, ¿sabes qué es un Espíritu Guerrero y por qué aparece uno? —le preguntó Caleb.
—¿Por qué un Dios sería apodado El Asesino de Dioses, no tiene sentido —preguntó Connor por curiosidad.