Luego se mordió el labio, esto no era lo que ella quería... No quería que todos se preocuparan por ella, pero el dolor que sintió al ver el rostro de Kevin la había destrozado por completo.
—Está bien, Sora, no te preocupes, estoy aquí para ayudarte —dijo Sauce.
—No puedo hacer que el dolor desaparezca, pero puedo ayudarte a aliviarlo un poco —añadió cuando Sora no dijo nada.
—¿Cómo? —preguntó Sora con una voz apenas audible.
—Mi papá todavía tiene los recuerdos de tu hijo y los he copiado para ti. Te mostraré algunos de ellos ahora mismo, pero cada vez que quieras, solo piensa en él y tendrás acceso a ellos —dijo Sauce, haciendo que los ojos de Sora se abrieran de asombro.
La imagen del mundo exterior que estaba en el espejo desapareció y fue reemplazada por la de un niño pequeño con cabello castaño y ojos verdes.