—Señorita Mo, por favor, no diga tonterías —el tono de Jia Zhuo también se volvió desagradable—. ¡Chuyi es la inigualable Linaje de Baño de Fuego! ¿Cómo podría ella posiblemente fallar al tocar el Konghou?
Jia Zhuo tenía plena confianza en Zheng Chuyi.
Mientras hablaba, se volvió hacia Zheng Chuyi y le dijo suavemente:
—Chuyi, no escuches las afirmaciones sin fundamento de la Señorita Mo. Simplemente toca tu Konghou con calma sin ninguna carga mental.
Al escuchar esto, Zheng Chuyi escondió el pánico abrumador en su corazón y le dio a Jia Zhuo un asentimiento sereno.
Sus yemas de los dedos se movieron ligeramente, y mechones de humo rojo comenzaron a enroscarse alrededor de ellos.
Estaba tratando de usar Poder Espiritual para hacer vibrar las cuerdas del Konghou.
Al ver esto, Jia Zhuo exclamó emocionado:
—¿Ven eso? ¡Chuyi ya ha convocado la energía auspiciosa! ¡Pronto atraerá al Dragón Danzante y Fénix!