—Tenga la certeza, Señora Nueve, no la decepcionaré —el tono de Chu Jin era muy suave.
Zheng Chuyi continuó:
—Bien, mientras obedezcas y completes seriamente la tarea que te he asignado, te concederé una vida de gloria y un futuro magnífico.
Para Zheng Chuyi, Chu Jin no era más que un peón, uno que sería descartado una vez agotada su utilidad.
Una vida de gloria y un futuro magnífico no eran más que promesas vacías.
Una vez que Chu Jin desapareciera, Zheng Chuyi naturalmente no mantendría a alguien con la misma cara que Chu Jin en el mundo, ¿no sería eso como incomodarse a sí misma?
Al escuchar esto, Chu Jin agradecida dijo:
—Gracias, Señora Nueve, definitivamente completaré la misión que me ha dado.
De hecho, Chu Jin estaba aún más curiosa sobre qué tipo de tarea le encargará la Señora Nueve.
Sustituir con éxito a Chu Jin no parecía tan fácil.
Me pregunto qué tipo de plan brillante me dará la Señora Nueve.
Zheng Chuyi sorbió suavemente su té antes de hablar: