444, espero que todo esté bien contigo

—¿Quién crees que es?

Esta frase estaba llena de peligro. Como un guepardo acechando en la noche, listo para dar un golpe mortal en cualquier momento.

Chu Jin miró al hombre delante de ella, entrecerrando un poco los ojos, un tenue brillo destellando en sus claros y cristalinos pupilas. Esto era igual que la escena cuando conoció por primera vez al Señor Mo. Esos delicados ojos de fénix. Tan profundos, tan intensos. Una vez caída en ellos, uno nunca podría ver el fondo.

—¿Qué pasa? —viéndola absorta, el hombre extendió su mano y le acarició la cabeza.

Un tenue mimo brilló en esos ojos de fénix teñidos de tinta, profundos. Desapareció en un abrir y cerrar de ojos.

Chu Jin sintió subconscientemente que el Señor Mo estaba un poco raro esta noche. Este sentimiento era muy extraño. La brillante y fría luz de la luna alargó mucho las dos sombras.