Zhang Linzi y Qin Qingchen vinieron aquí para ver a Zheng Chuyi.
La extraordinaria chica que tocaba el konghou.
La destinada, la Emperatriz Eterna reencarnada, cuya interpretación del konghou podía convocar al Dragón Danzante y al Fénix.
Podía resucitar a los muertos y reparar carne y hueso.
Dar vida a todas las cosas.
Y había una antigua profecía que circulaba a través de los tres reinos:
Cuando aparece la maravilla, el dragón y el fénix bailan.
El fénix reina sobre el mundo, uniendo los tres reinos.
Esto era solo las dos primeras líneas.
Las dos últimas líneas siempre han sido desconocidas para las generaciones posteriores.
—Cuando mi maestra regrese, será una era próspera para el mundo.
—Juntos compondremos una tierra pintoresca de ríos y montañas.
Zhang Linzi y Qin Qingchen no eran solo el Profeta y el Maestro de Figuras; también eran testigos de la historia.
Y protectores de la Emperatriz.
Nacieron para la Emperatriz.