—Islinda sintió una inquietud apoderarse de ella mientras se sentaba rígida, esperando que uno de ellos se lanzara al ataque y el caos se desatara. Sin embargo, fue Aldric quien primero apartó la mirada, con su característica sonrisa juguetona en los labios. Examinó a Islinda con deleite en sus ojos y dijo —Pero no te preocupes, ninguno de nosotros morirá hoy. Después de todo, tú dijiste que esta habitación es un espacio seguro.
—Islinda exhaló un suspiro de alivio. Aldric había respetado sus límites. No tenía idea de qué habría hecho si hubiera estallado una pelea entre ellos.
—Le dio a Aldric una pequeña sonrisa antes de mirar a Valerie, quien parecía no impresionado por su interacción. Valerie creía que Aldric la había maltratado en su castillo, razón por la cual había intentado intercambiar su alma. Era como si el príncipe Fae de verano quisiera creer que Aldric era un monstruo terrible, ya que eso justificaría su odio hacia él.