Volviendo a Casa

Aldric no planeaba besar a Islinda.

—Oh bien, ¿a quién pretendía engañar? La idea se le había cruzado por la mente, pero no había actuado. Todo lo que sabía era que no podía dejar que Islinda se saliera sin castigo por huir de él, ¿pero cómo? No tenía ni idea. Pero conocía bien su malvada mente y sin duda iba a ofrecer ideas brillantes.

Y aún así, cuando su mano rodeó su cintura Islinda simplemente lo miraba con esos adorables ojos abiertos. Parecía un poco aturdida y Aldric se dio cuenta de que había extrañado alterar sus emociones. La extrañaba. ¡No! ¡Esto tenía que ser influencia de Eli en sus emociones! Sin importar lo que ocurriera esta noche, Islinda iba a morir esta noche.