Embarazada del Señor Oscuro

Islinda recuperó lentamente la conciencia, solo para encontrarse rodeada por una completa oscuridad, desorientada e insegura de su entorno. La confusión nubló su mente mientras intentaba reconstruir dónde estaba y cómo había llegado allí. Como si algunas fuerzas estuvieran en juego, la densa oscuridad se replegó y gradualmente, sus sentidos se agudizaron, los detalles de su ambiente emergiendo de las sombras.

Mientras su visión se adaptaba a la escasa luz, los ojos de Islinda se abrieron de par en par al darse cuenta. No estaba en un lugar familiar en absoluto. En vez de eso, se encontró de pie fuera de una celda de prisión, los fríos barrotes de metal proyectando sombras siniestras en la oscuridad. Dentro de la celda, una figura se sentaba encogida, apenas visible en la luz tenue.