Orden de la Reina Nirvana —1

Mientras Ralphie observaba la caótica escena que se desarrollaba ante él, una escalofriante realización amaneció en él: Islinda no era humana. Con cada golpe preciso y brutal que ella asestaba al oficial fae, se evidenciaba que su fuerza superaba con creces la de un simple mortal. A ojos de un inexperto, parecería que simplemente había capturado al oficial desprevenido, pero Ralphie, curtido en el arte del asesinato, reconocía la precisión calculada y el inmenso poder tras cada golpe.

Mientras el caos continuaba, el asesino se mezclaba a la perfección con la multitud bulliciosa, sus ojos agudos absorbían cada detalle de la lucha con un presentimiento preocupante. Solo un tonto subestimaría la verdadera naturaleza de la fuerza de Islinda, no, Ralphie comprendía la gravedad de la situación que se desarrollaba ante él.