Mata a Isaac —2

—¡Él es mi compañero! —El grito angustiado de Maxi atravesó el aire justo cuando el mortífero proyectil se encontraba a meros segundos de atravesar el pecho de Isaac.

—Él es mi compañero… —Maxi lo repitió cuidadosamente, su voz firme y resuelta, repitiendo las palabras en caso de que Aldric no la hubiera escuchado la primera vez.

Ahora, la lanza quedó suspendida en el aire, congelada en su trayectoria, gracias a la pura fuerza de voluntad de Aldric. Su cuerpo estaba rígido, sus pies firmemente plantados en el suelo mientras retenía el arma mortal justo a tiempo, su expresión cargada de conflicto y tormento.