Elena y Aldric estaban uno al lado del otro, contemplando el extenso cielo nocturno, iluminado por las estrellas centelleantes arriba. Los sirvientes se movían a su alrededor, preparando diligentemente sus tiendas para el descanso nocturno.
—Hace siglos que visité la corte de Invierno por última vez. Estoy ansiosa por redescubrir el esplendor helado que alberga —comentó Elena, su voz llena de anticipación. Su mirada se suavizó cuando se volvió hacia Aldric, cruzando una expresión nostálgica en sus facciones. —He escuchado relatos sobre el reinado de tu madre, una reina amada por todos. Desearía haberla conocido mientras estaba viva.
Al oír sus palabras, Aldric se tensó momentáneamente, un destello de tensión cruzando sus facciones antes de recuperar la compostura con practicada facilidad. Si Elena no hubiese sido observadora, podría haberse perdido ese momento por completo.