Noche de Batalla

Islinda se preguntaba qué habría hecho sin Ginger y Ailee. Con su experiencia con Rosalind y los suyos, no confiaba fácilmente en las Hadas que trabajaban para Aldric. Pero parecía que ambas Hadas eran enviadas por los dioses.

Tras sus momentos de arrebato, a Islinda se le ocurrió la idea de pedir ayuda a sus dos Fae favoritas. Para ser honesta, se sentía culpable de arrastrar a Maxi e Isaac a este lío, especialmente después de la clara advertencia de Aldric de no seguirlo a la corte de invierno. Desafortunadamente, la situación era crítica y necesitaba toda la ayuda posible.

Islinda pasó horas completamente sola y casi perdiendo la razón por las reflexiones que tenía que hacer cuando la puerta se abrió de golpe y ellos dos entraron.

—Debe necesitar compañía —dijo Kalamazoo, antes de cerrar la puerta detrás de él y dejarlas solas.