Reúnete Con Islinda

—Pasaremos la noche aquí, y luego continuaremos mañana —anunció André al humano Gabi y al mestizo, Milo, al bajar de su caballo.

Asintieron con la cabeza mientras Gabbi bajaba de su propia montura y luego intentaba ayudar a Milo, quien arrugó la nariz ante su oferta, descontento. Como si quisiera demostrar que era perfectamente capaz de cuidarse a sí mismo, Milo saltó desde la altura y aterrizó sobre sus pies con asombrosa agilidad.

Gabbi estaba sorprendida pero rápidamente se recuperó. Rodó los ojos, murmurando —Fanfarrón.

Entonces intentó molestarlo acercándose y tratando de despeinar el cabello de Milo, sin embargo, esta no era la primera vez y el chico lo vio venir, esquivándola fácilmente con movimientos gráciles.

—¿Por qué no puedes dejar de tocar mi cabello como si fuera un niño? —él la fulminó con la mirada.

—Pues adivina qué, eres un niño —Gabbi se encogió de hombros sin disculparse.

—No, no lo soy —Él replicó, con las fosas nasales dilatadas.