La cosa acerca de un hechizo era que nunca duraba para siempre. Todo hechizo era solo por un tiempo. Especialmente un hechizo lanzado por una bruja que había sido asesinada después de cumplir su propósito. La bruja ya no vivía, lo que significaba que el hechizo eventualmente expiraría. El pensamiento nunca cruzó por la mente de Benjamín, quien pensó que había sido astuto, pero las brujas eran tan astutas como los Fae y ella nunca le dijo que el hechizo debía renovarse o se quedaría sin fuerza.
A diferencia de Benjamín, Azula estaba bastante consciente de eso y había estado aguardando su momento. Ella no solo había estado gritando y revolcándose en la miseria durante su tiempo en soledad. Había estado pensando en maneras de romper las cadenas y la ira que derramaría sobre todas las Hadas oscuras una vez que estuviera libre.