—¿Quién demonios eres? —preguntó Xiu Wanxia utilizando su sentido espiritual. Su voz estaba llena de frialdad.
—¡Soy la madre de tu abuela! —Xiu Wanxue usó un tono grande como para sonar como una vieja dama al responder.
Xiu Wanxia se apresuró a bajar la cara para ocultar su rostro distorsionado que era como una obra de arte abstracto mal hecha.
Xiu Wanxue recordaba haber tragado varias llamas, ¿y cómo resultó ser la Llama Dorada Encantada? Quizás ese guardián espiritual de la torre podría darle la respuesta.
—¡Cof! —El Maestro Qu y los ancianos del Gremio de Alquimia casi corrieron para abrazarla.
—Ancianos, por favor respétense —ella los esquivó con un sudor.
Hasta que todo volvió a la normalidad, a todos les tomó un buen rato calmar su intenso latido del corazón.