Un recorrido por la manada

MANADA DE CREEKWOOD....

La mañana siguiente Constanza despertó refrescada. Había dormido profundamente durante toda la noche. Ahora se sentía enérgica y lista para enfrentar el día.

Se levantó de la cama, se arregló y bajó las escaleras.

Trina estaba en la cocina preparando el desayuno.

—Oh, buenos días —dijo Trina cuando la vio.

—Buenos días, Trina, ¿cómo fue tu noche? —preguntó Constanza.

—Espléndida, ¿y la tuya? —preguntó Trina.

—Bien, dormí como un bebé. ¿Estás preparando el desayuno?

—Sí, ¿quieres algo especial? —preguntó Trina.

—No, estoy bien con lo que sea.

—De acuerdo, solo siéntate, estará listo pronto —le dijo Trina.

—¿Hay algo en lo que pueda ayudarte? Aunque no seré de mucha ayuda, cocinar nunca ha sido mi fuerte —admitió Constanza.

—¿En serio? ¿No preparaste algo anoche? Me encontré con algunos platos y utensilios en el fregadero. Pensé que eras tú preparando una comida nocturna.

—¿Yo? Dormí toda la noche. Debió haber sido mi hermano.