LA DESENCADENACIÓN
Reni y Dreya estaban en la mente de Killian. A diferencia de la mente de Lily que estaba llena de flores brillantes, la mente de Killian estaba repleta de sombras y niebla. Reni y Dreya ni siquiera podían ver a dónde iban.
—No puedo ver nada, ¿tú puedes? —preguntó Dreya.
—No, tampoco puedo ver nada —respondió Reni.
—Haré un hechizo de luz —sugirió Dreya.
—No, no puedes —se opuso Reni.
—¿Por qué?
—Porque necesitamos preservar nuestra fuerza, no sabemos con qué nos podemos encontrar —le dijo Reni.
—Pero necesitamos ver, ¿cómo vamos a avanzar si ni siquiera podemos ver lo que está frente a nosotros? —argumentó Dreya.
—Está bien, pero solo una luz pequeña —le concedió Reni.
Dreya puso los ojos en blanco y conjuró un hechizo, una pequeña bola de luz cobró vida en su palma.
—Vamos —le dijo a Reni.
Ambos continuaron moviéndose, su destino era el centro de la mente de Killian.