Grieta en la pared

Si había una cosa que Sebastián Haven tenía talento para encontrar... era problemas. Desde hace unas semanas, sus sentidos han estado alertándolo, diciéndole que algo estaba mal, pero no parecía poder encontrarlo, fuera lo que fuese.

Quizás estaba imaginando cosas. Después de todo, su sobrino parecía estar prosperando.

Incluso se había deshecho de la monstruosidad que se había pegado a su cara. No solo esa monstruosidad, sino también la que siempre había estado pegada a su lado como un lunar peludo. ¿Cuál había sido su nombre otra vez?

En fin, no importaba. El lunar se había ido, y en su lugar había una criatura hermosa que Sebastián aún no había llegado a conocer. Le había guiñado el ojo desde el otro lado de la habitación varias veces, pero la mujer nunca parecía notarlo. Pero a Sebastián eso no le molestaba.