Su Teléfono

En el Hospital de Doctores Meta

Carla se sentó en silencio junto a la cama del hospital de su madre, su mirada se detenía en el sereno rostro de ella. A pesar de tener cincuenta años, su madre todavía conservaba una belleza juvenil, un recordatorio de la elegancia que alguna vez portó tan naturalmente.

—Carla, he decidido trasladar a tu madre a una instalación en Lamey mañana —dijo su padre, rompiendo el silencio. Estaba sentado en el lado opuesto de la cama, su postura cansada pero decidida.

—Es... tan repentino —respondió Carla, volviéndose hacia él.

—Lo sé —admitió él, su voz firme aunque impregnada de agotamiento—. Pero quiero intentar todas las opciones, Carla. Tenemos que hacer todo lo que podamos para traerla de vuelta con nosotros.

El corazón de Carla se dolía al ver a su padre. Sus ojos normalmente vivaces estaban huecos, círculos oscuros subrayaban el costo de las noches sin dormir. Sabía que él no había descansado adecuadamente desde que su madre cayó en coma.