Rain despertó en una cama vacía. Como esperaba, Sanya ya se había levantado. Se preguntó si su amiga había logrado dormir en absoluto. Sintiéndose aturdida, se levantó y se dirigió de vuelta a su habitación. Justo cuando estaba a punto de vestirse, una ola repentina de náuseas la golpeó. Corrió al cuarto de baño, donde se encontró encorvada, vomitando.
Momentos después, Alejandro entró y de inmediato se arrodilló a su lado, su mano acariciando su espalda suavemente para consolarla. Su presencia era reconfortante y su preocupación palpable.
Cuando Rain finalmente se volvió para mirarlo, le hizo un pequeño guiño, tratando de aligerar el ambiente mientras Alejandro cuidadosamente le limpiaba la cara con una toalla suave. —¿Es grave? —preguntó él, su voz teñida de preocupación.
Rain rio suavemente y encontró su mirada. —Para nada. Es sólo parte del proceso. Algunas mujeres no pasan por esto, pero no me importa. Es un recordatorio de que una vida hermosa está creciendo dentro de mí.