Calix respondió con una sonrisa amable —Gracias, Yuria—, tocó el hombro de Radia y movió sus piernas para levantarse del suelo —Pagaré como siempre después de que envíes el recibo.
—Oye —Yuria posó sus manos en la mesa, a punto de golpearla— no porque estuviera enfadado, sino porque tenía prisa —Espera.
Lavantó la palma para detener a ambos, y Calix se detuvo, observando al hombre con una cara carente de expresión. Radia, que no se había movido de su asiento, solo recogió en silencio las cajas y la memoria USB mientras observaba a su padre.
Yuria presionó sus labios y suspiró —Mira, no te voy a cobrar por eso, así que...— pellizcó el puente de sus cansados ojos y miró a Calix derrotado —¿Por qué no hablamos como amigos y me cuentas al respecto?
Calix no dijo nada, solo devolvió la mirada al hombre con la cara inexpresiva. Pero se detuvo en su camino como si esperara algo, inclinando su cuerpo ligeramente hacia la salida.