Zein no perdió su tiempo. Quizás enfrentarlo ahora, para que no la agobie más tarde durante la misión.
—Uhh... —ella mordía la parte interna de su mejilla, y luego mordió sus labios. Solo esa reacción ya le decía a Zein que no había salido bien.
Bueno, no es que Zein esperara que saliera bien al primer intento. De hecho, sería más extraño si ellos perdonaran y olvidaran en un solo intento, considerando que incluso la echaron de la guild a pesar de su destreza.
Zein sacudió su cabeza ante la chica que hacía pucheros. —Dime qué hiciste mientras yo estuve ausente —dijo mientras abría el inminente documento en su escritorio—. Mi bebida habitual, Alice.
—Sí, Jefe.
Senia observó cómo la asistente iba al rincón del despensa y sacaba una caja de bebida de aguja plateada. Parpadeó antes de mirar al guía. Se preguntaba si esto era una señal de que Zein confiaba en ella o simplemente una especie de alarde.