—No, no pueden entrar —Naomi, quien había sido encomendada para mantener la fortaleza de la operación en la Fronteriza, se enfrentó a la multitud de reporteros frente a la puerta de la sede de Trinity con un rostro frío.
Naturalmente, los reporteros no serían reporteros si se echaran para atrás solo con un no.
—Oh, vamos, no seas tan esnob!
—¡Oye, Señorita! ¿No sabes cuánto nos beneficiaría a todos una exposición de nuestra parte?
—¡Eso es cierto! ¿O acaso creen que Mortix y Trinity son inmunes a la mala reputación?
Los ojos de Naomi, que antes eran fríos e indiferentes, se volvieron fieros. ¡Ja! ¿Creían que ella tendría miedo de tales amenazas? ¿Estas personas pensaban que eran más aterradoras que la ira de Bassena Vaski, o peor aún; su Presidente?
Ella miró al grupo de reporteros y soltó una risita.
—Adelante, escriban lo que quieran. Veamos quién sale ganando; sus artículos o nuestros abogados.