Desde el momento en que Bassena abrió los ojos, salió disparado para golpear a la figura alada y cayó al suelo, todo sucedió en un segundo. Se tardó dos segundos más en que el otro se diera cuenta de lo que estaba pasando.
—¡Bas! —Zein saltó de la nave y corrió hacia el muelle.
—¿¡Comandante?!
La mitad de la ciudad del puerto ardía por los ataques del Sol del Este, y ambos cayeron al borde del mar de fuego. La tierra tembló y explotó; en medio del cráter que crearon, Bassena con su armadura de escama negra pisoteó la espalda de la figura encapuchada, presionando su cuerpo contra el suelo. Con las manos que estaban recubiertas de un nuevo tipo de energía, agarró el ala y la arrancó.
—Khieeeeekk!
Aulló; mitad con furia y mitad con shock de que un humano pudiera 'tocarla'.