—¿No necesitas luz? —preguntó Galath mientras se dirigían detrás de las escaleras.
—Supongo que sí —respondió Mauve, dándose cuenta de que aún se estaba sujetando de Galath. Lo soltó y él agarró la lámpara de la pared.
No había guardias a la vista, pero estaban en la planta baja, estaba segura de que no estaban lejos. No había ninguna regla que dijera que podía usar el pasadizo secreto, sin embargo, estaba segura de que no mucha gente sabía de él.
Ella caminó frente a él y fue detrás de la escalera, no necesitaba luz. Sabía cómo encontrar el camino oculto con los ojos cerrados.
Detrás de la escalera había una pared. Puso su palma sobre los ladrillos, la movió alrededor buscando el azulejo suelto. Le llevó un rato encontrarlo, debía ser porque no lo había usado en mucho tiempo.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó Galath, ella podía escuchar la mezcla entre asombro y preocupación en su voz.
—Solo un momento —dijo ella—. ¡Ajá! Lo encontré.