—¿De qué se trata esto? —preguntó Mauve después de haber estado sentada un par de segundos y Jean aún no decía nada.
—Me disculpo por sacarte tan abruptamente pero, ¿podría hacerte un par de preguntas primero? —murmuró mientras tomaba asiento frente a ella.
—Supongo que sí, pero tienes que decirme qué está pasando. Me estás asustando.
—No es mi intención. Iré directo al grano. ¿Por qué estás aquí? —preguntó él.
Mauve se frunció el ceño. Él debió haber visto la expresión en su rostro porque rápidamente agregó:
—No tienes que responder si no quieres.
—El Rey pidió que le hiciera una visita —respondió ella—, preguntándose por qué no lo llamó padre.
—Oh, de acuerdo —él llevó su mano al pecho—. De hecho, parecía aliviado.
—¿Por qué? —Ella entrecerró los ojos hacia él.
—No habría podido soportarlo si yo fuera la razón por la que estás aquí.