Mauve se sentó frente a su padre en la misma posición que la última vez que estuvieron en el salón de dibujo. La chimenea tenía algo de madera quemada.
Era difícil saber si era de anoche o de esta mañana, pero ella supuso que si fuera de anoche, los sirvientes ya la habrían limpiado.
—Mauve —la llamó, devolviéndole la atención de la chimenea.
Ella levantó la cabeza para mirarlo. —Sí —respondió.
—¿Qué te parece el palacio?
—Bastante bien —sonrió ella.
—¿Y el entrenamiento de caballos?
—Mucho más difícil de lo que pensé que sería. Sir Galath dice que estoy haciendo un progreso considerable, pero no me lo parece —dijo bajando la cabeza mientras hablaba.
—Tómate todo el tiempo que necesites para aprender —respondió él.
Mauve se preguntó si eso significaba que podría quedarse todo el tiempo que necesitara, lo cual era un poco irónico ya que no podían esperar a deshacerse de ella la última vez.