389. Cicatrices para probar

Mauve entró en su habitación, y al cerrar la puerta, escuchó —¡Buu!

La puerta hizo clic al cerrarse mientras ella soltaba un chillido y se agarraba el pecho. Habría jurado que su corazón se le escapaba de la boca. Aunque reconoció la voz de inmediato, eso no le impidió asustarse.

Miró en la dirección de la voz y vio a Luis y a Danag de pie en las esquinas de su habitación. No los habría notado si no hubieran dicho una palabra.

Un golpe la sacó del miedo. Abrió parcialmente la puerta que acababa de cerrar.

—¿Está todo bien, Princesa? —preguntó el guardia que estaba fuera de su habitación.

Mauve le dio una pequeña sonrisa, —Sí.

—Escuché que gritabas —dijo él, intentando mirar por encima de su hombro.

—Me asusté a mí misma —respondió ella.

No se molestó en explicar más. Simplemente sonrió y cerró la puerta rápidamente en su cara, esperando que no hubiera mirado dentro. No es que importara. Dudaba que los guardias hubieran estado a la vista como para verlos desde la puerta.