—Pareces alguien intentando convencerme de que tiene mejores cosas que hacer cuando realmente no las tiene —dijo Mauve de espaldas a Luis mientras entraba en la biblioteca.
—Sabes que en cuanto se va Jael, siempre tienes algo malo que decir de mí y actúas como un ángel delante de él.
—Recuerda, solo puedes ver en los demás lo que eres tú —se rió al ver la cara de horror en la de Luis.
—Basta de esto. ¿Dormiste bien?
Mauve asintió y se alejó de él, rezando para que sus pensamientos no divaguen.
—Llegaste tarde a la primera comida. ¿Te despertaste tarde? —preguntó él.
—Algo así —ella respondió.
—¿Tiene algo que ver con la bufanda? —preguntó él con una expresión divertida.
—¡Ocúpate de tus asuntos! —se encontró gritando.
—Está bien —él respondió y caminó más adentro de la biblioteca.
Mauve frunció el ceño mientras lo observaba tomando asiento. Mill probablemente se tomaría su tiempo para llegar. Ya que la primera comida acaba de terminar no seguiría ocupada.