—Mauve soltó un chillido agudo mientras Jael levantaba su cuerpo y envolvía sus piernas alrededor de sí mismo. Se había quitado la ropa, así como lo que quedaba de la suya.
—Sus tetas entraron en contacto con su pecho y ella se sobresaltó, pero ese no era el único lugar donde se tocaban.
—Jael se deslizó con cuidado a través de sus húmedas paredes, el espacio lo invitaba y se hacía espacio para acomodarse.
—Mauve dejó salir su voz y se recostó sobre él. Sus piernas hormigueaban como si no estuvieran ya débiles, pero sus piernas no eran lo único que hormigueaba.
—Se sentó en la cama y guió con cuidado su cintura. Mauve envolvió sus brazos alrededor de su cuello mientras escuchaba sus gruñidos. Era música para sus oídos.
—Él bombeaba con fuerza, ella podía decir que quería terminar con esto. Se preguntó si era por su bien.
—¿En qué estás pensando? —preguntó él, molesto.